En ocasiones es necesario que se lleve a cabo un estudio de sueño para evaluar la posible existencia de trastornos de sueño y otras enfermedades subyacentes que pudieran ser causantes del insomnio.
“Trastornos como la apnea obstructiva, la narcolepsia o el síndrome de piernas inquietas, pueden ser diagnosticados”
La técnica utilizada para ello es la polisomnografía y el estudio sería un polisomnograma. Entre las indicaciones más comunes para realizar este tipo de estudio, se encuentran el poder diagnosticar y evaluar una respiración desordenada del sueño, las causas de una excesiva somnolencia diurna o las causas de comportamientos anormales durante el sueño.
Trastornos como la apnea obstructiva, la narcolepsia o el síndrome de piernas inquietas, pueden ser diagnosticados a partir del estudio de sueño.
Para ello, en el polisomnograma se graban ondas cerebrales (EEG, el electroencefalograma), se registran movimientos oculares usando electrodos, (EOG o el electrooculograma). Se registra la actividad eléctrica sobre las superficies de los músculos, (EMG de superficie o electromiograma). Con ello, se sabe en qué fase de sueño se encuentra en cada momento el paciente.
También se graba el electrocardiograma (EKG), se graban los ronquidos mediante un micrófono y se registra el flujo de aire nasal y oral. También se registra el movimiento del abdomen y se hace una oximetría de pulso, para medir la cantidad de oxígeno en sangre. El polisomnograma permite al médico evaluar y diagnosticar o descartar la existencia de trastornos de sueño. Si son descartados, normalmente las técnicas conductuales o de higiene de sueño, pueden ser muy eficaces para conseguir un sueño adecuado.
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