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Ritmos circadianos

Actualizado: 8 jul 2022



¿Qué son y por qué son importantes?

Los ritmos circadianos (del latín: cerca de un día) deciden qué cantidad de sueño necesitamos cada día.

“La temperatura de nuestro cuerpo sigue un patrón de 24 horas, acorde a la pauta de nuestro patrón de sueño”

Las plantas, animales y los seres humanos viven de acuerdo con relojes internos que les marcan la actividad diaria. ¿Qué crees que pasaría si no tuviéramos que comer o dormir o estar despiertos en horas determinadas? Diversos estudios lo han investigado.

Ya al principio de los años 60, un experimento (qué probablemente ahora sería cuestionable el llevarse a cabo), llevó a unas personas a una habitación sin ventanas, ni relojes, ni TV, ni ningún objeto que pudiera indicar el momento del día o de la noche (Aschoff y Wever, citado por Moore-Eda, 1982). 

Los participantes comían y dormían cuando les apetecía. A través de esta y otras investigaciones se descubrió que la mayor parte de los seres humanos se organizan en ciclos de 24 horas.

La temperatura de nuestro cuerpo sigue también un patrón de 24 horas, siguiendo una pauta que tiene relación con nuestro patrón de sueño. La mayoría de nosotros se acuesta cuando la temperatura del cuerpo baja y duerme durante siete u ocho horas. 

Si nuestro esquema cambiase de manera que nos acostáramos cuando la temperatura estuviera más alta, dormiríamos mucho más tiempo, hasta quince o dieciséis horas. 

Por eso, parece que la hora de acostarnos parece más importante para determinar cuánto tiempo estaremos dormidos que el tiempo en que hemos estado despiertos.

Ritmos circadianos y su relación con el Jet Lag

Este dato tiene algunas aplicaciones prácticas. Por ejemplo, disminuir el denominado «jet lag» en viajes a zonas de horarios distintos. 

Por ejemplo, es más fácil adaptarse a zonas de horario distinto en viajes de este a oeste, en que alargamos nuestro día, que en viajes de oeste a esteren los que lo acortamos.


Ritmos circadianos y productividad

Otra aplicación práctica de uso de esta información, esenciémonos la planificación de los turnos de trabajo. 

Ya que una persona necesita varios días para acostumbrar su ritmo circadiano a un nuevo esquema, parecer que sería más lógico, desde el punto de vista del funcionamiento fisiológico, que los que trabajan durante el turno de noche, continuasen en este turno y no tuvieran que alternar regularmente entre mañana (8 a 16 h), tarde (16 a 24 h) y noche (00 a 8 h).



Hay estudios sobre cómo se puede solucionar la necesidad constante de cambiar patrones de sueño o vigilia? 

Un sistema sería planificar os horarios de manera que los trabajadores vayan de turnos más tempranos a turnos más tardíos. 

Trabajadores que siguieron esta pauta (sistema de «retraso de fase»), fueron comparados con otros que siguieron la pauta contraria, de turnos tardíos a turnos anteriores («avance de fase»). Los trabajadores con retraso de fase fueron más productivos y se mostraban más satisfechos, se sentían mejor y abandonaban su trabajo con menos frecuencia (Czeisler, Moore-de y Coleman, 1982).



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